La vida está en otra parte
Vienen del sur, del este, del oeste,
con la mirada esquiva del que sabe
y porque sabe desconfía, sólo tienen sus manos
y con ellas se enganchan a la vida.
Víctor Manuel San José (poeta y cantor)
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Si en algo se distingue al siglo XXI es por el incremento sin precedentes del fenómeno migratorio. Algunos lo ejemplifican así: Si todas las personas que viven hoy en un país distinto al que nacieron, fundaran uno y se concentraran en él, tal país ocuparía el quinto lugar en población en el mundo.
Asombrados, temerosos, puestos en guardia, los estados receptores crean leyes, dictan medidas para contener y aprovechar los flujos migratorios, mientras que los emisores pretenden ignorarla, la dejan al garete a favor de las inercias, pero celebran las remesas que reciben porque les quitan responsabilidades.
La búsqueda de la tierra prometida se torna cada vez más intensa, pero la tierra prometida parece estar más lejos cada día y parece ser el signo de este siglo que celebra las bondades de la globalización, pero la repudia, la rechaza si esta acompañada de la migración.
Los migrantes son un grupo en la indefensión, no pueden estar representados porque están en movimiento y en dispersión, su presencia está pulverizada en territorios diversos, siempre están en camino, carecen de voz.
En la agenda de los países expulsores y receptores los migrantes no son prioridad, son colocados como un tema incomodo para otras negociaciones, mas para ellos no hay transformaciones integrales porque los estados nacionales no han encontrado su sitio en el laberinto e insisten en ignorar la necesidad de trabajo como causa de la migración y minimizan la necesidad de los trabajadores.
La solidaridad para los migrantes parte de organizaciones civiles que atienden algún aspecto de sus necesidades alimentación, asesoría y defensoría jurídica, albergues, organización de foros, publicación de libros, denuncias, demandas, etc.
El fenómeno migratorio de México
Nuestro país es nación de origen, tránsito y destino de migrantes, son tres vertienete de un mismo fenómeno, es la misma realidad de sombras impulsada por la clandestinidad. El único propósito del migrante es encontrar empleo para mejorar su vida y la de los suyos, pero para el emigrante sin documentos, su aspiración ha sido convertida en motivo de persecución, penalización, abuso y menosprecio. El riesgo de la deportación se cierne de continuo como una guillotina.
En las páginas de Espacio 4 se ha empleado mucha tinta en describir los abusos y penalidades que los migrantes padecen en su tránisto por el país y en particular por Saltillo y Coahuila, porque los migrantes, particularmente los de Guatemala, Honduras y Salvador, deben sortear a malos servidores públicos, delincuentes comunes, secuestradores, agentes de seguridad privada y empleados de ferrocarriles que han encontrado en ellos un botín, y no porque lleven mucho dinero, sino porque son muchos, es la industria del volumen, que de poco en poco, suma grandes cantidades de despojos.
Puesto que México demanda un trato digno a sus migrantes nacionales en el exterior, estaría obligado a la congruencia, pero ella es un factor escaso para con los migrantes extranjeros indocumentados. La legislación migratoria data de hace 33 años, fue elaborada para un contexto absolutamente distinto al que hoy predomina en esta materia. La migración muestra perfiles que antaño le eran ajenos o se manifestaban con debilidad, porque hoy abunda ahí el crimen organizado, la violencia y la violación continua a los derechos humanos.
Los acuerdos y convenios internacionales reconocen los derechos de los migrantes, desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, hasta el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional para la Protección de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familias, pero el amparo que podrían brindar estos instrumentos legales se pulveriza en el contexto sociopolítico de cada país.
En los Estados Unidos la Patrulla Fronteriza mata migrantes y el argumento es la defensa propia de los agentes y que el migrante era traficante y ahí queda todo. En cambio en México ni argumentos se presentan, no hay respuesta oficial a la muerte, las vejaciones y las violaciones, se trata sólo de migrantes, seres de ninguna parte, víctimas de su propia audacia, mueren porque quieren, la decisión es suya.
Así el Estado claudica de su responsabilidad de dar seguridad y garantías a todos los que se encuentren en su territorio, sin importar su condición migratoria.. Según las cifras del Instituto Nacional de Migración, en los últimos 3 años ha asegurado a 215 mil, cifra que sólo es una referencia para medir la magnitud de la migración.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, en menos de dos años (2005-2006) ha abierto 920 quejas relacionadas con presuntas violaciones, ha documentado casos de migrantes gravemente agredidos por diversos agentes de seguridad pública o privada, víctimas de redes de tratantes de personas que las someten a esclavitud ante la complacencia y complicidad de las autoridades.
El crecimiento de la migración presenta un escenario diverso, confuso y caótico y hasta ahora los hechos muestran la falta de voluntad política de las autoridades para adquirir un compromiso serio para subsanar la anarquía y proteger los derechos humanos de las personas en tránsito que son cientos de miles, por ello es preciso reformar el marco legal migratorio de México para que se despenalice la migración y a los migrantes e incluso analizar si se requiere una ley referida exclusivamente a la migración a fin de garantizar la vigencia de los derechos humanos de las personas en tránsito, nacionales y extranjeros.
Igual, es necesario homologar el marco legal migratorio con los instrumentos internacionales, los mencionados más arriba y la Resolución de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU sobre las obligaciones de los Estados para con los trabajadores migratorios.
México requiere con urgencia de una política migratoria clara, que evada la tentación de colocar a la migración en la agenda del miedo, de la inseguridad y del rechazo, una que la incluya con precisión en la agenda del desarrollo y los derechos humanos.
Lo que está sucediendo con este gobierno es que está endureciendo las medidas antimigratorias hacia los centroamericanos, el ya famoso Plan Mérida contempla criminalizar el narcotráfico y la migración convirtiéndola en delito territorial, la suspensión del tráfico de trenes a reformado las rutas del migrante echándolo hacia el mar, hacia los ríos y las selvas, con lo cual se elevan los costos en vidas y otros riesgos, aunado a que los polleros se ceban con los migrantes elevando los costos de guía hasta 5 o 10 mil dólares por persona.
Igualmente se incrementa la trata de personas, los menores centroamericanos son una codiciada mercancía; en Piedras Negras este mercado tiene un lugar destacado.
Por otra parte los que han logrado cruzar la línea y llegar al primer mundo, los migrantes pobres de América, distan mucho de encontrarse con la tierra prometida. De acuerdo a información de los medios (27-10-07) los connacionales y centroamericanos están enfrentando una situación desesperada a causa de las redadas que indiscriminadamente amenazan a todos los que parezcan inmigrantes, los que sufren intimidaciones y en muchos casos son deportados perdiendo a sus familias y pertenencias, por lo que están pidiendo respaldo consular del gobierno de México.
Los migrantes que llegan a la Unión Americana enferman a causa de su estatus legal por el stres que enfrentan, que les provoca, en muchos casos, padecimientos como hipertensión, diabestes, males cardiacos, cánceres, etc. A lo que habría que agregar la falta ser servicios de salud que deben enfrentar. En la era en que la movilidad humana se globaliza, lo hace también la miseria que es itinerante.
La migración en Saltillo
Esta ciudad se ha convertido en 6 años en el eje de la protección a los migrantes en la zona noreste del país, es además el eje de la migración centro americana, este es un hecho reconocido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Belén, Casa del Migrante es conocida ya en todo México y en Centroamérica. Esto es así gracias a que la principal estrategia de pastoral social de la Diócesis de Saltillo, conducida por don Raúl Vera, Obispo de Saltillo, está dirigida a los grupos vulnerables, a los migrantes en primer lugar.
Las casas del migrante, no todas, son las únicas que aseguran protección y Saltillo es el engranaje que les permite a los migrantes hacerse de una ubicación humana integral; esta ciudad es testigo y actor en este fenómeno de la migración y ha transitado del rechazo a la comprensión y a la solidaridad con este grupo de sujetos históricos.
La migración es un fenómeno que ha humanizado a Saltillo y han sido los más pobres los que han estado presentes para auxiliar a estos sujetos en tránsito, porque en Coahuila la migración ha estado presente en las grandes crisis: la reconversión industrial en la región centro, con la privatización de Altos Hornos de México expulsó a miles de trabajadores a la frontera y de ahí a Texas. Los ejidatarios laguneros igual han emigrado por miles a Acuña y Piedras Negras con sus maquiladoras y los mineros de la carbonífera con el cierre de minas en los ochenta también se han visto obligados a dejar su tierra en busca de trabajo y con él, de la tierra prometida.
Lo anterior deja claro que no es posible ver pasar la miseria e ignorarla, algo, mucho podemos hacer para acompañar solidariamente a estos viajeros en tránsito, entre los cuales quizá un día podrían estar nuestros familiares buscando la tierra prometida.
miércoles, 31 de octubre de 2007
domingo, 28 de octubre de 2007
Materiales para el tema de democracia
Serie Artículos de Reflexión
Programa Sociedad Civil
Banco Mundial Lima
EL VALOR DE LA DEMOCRACIA
por AMARTYA SEN
No se puede juzgar si un país está preparado para la democracia, por el contrario es por medio de la democracia que un país se prepara para estarlo. Esto realmente significa un cambio trascendental.
Hace algún tiempo, en el verano de 1997, un importante diario japonés (Nihon Keizai Shimbun) me pidió identificar el suceso más importante del Siglo XX. Encontré en la pregunta un desafío al pensamiento: son tantas las cosas de gravedad que han sucedido en los últimos cien años. Los imperios europeos – principalmente el británico y el francés – que tanto dominio ejercieron durante el Siglo XIX habían llegado a su fin. Hemos sido testigos de dos guerras mundiales. Hemos visto surgir y caer al fascismo y el nazismo. Durante el siglo también aparece el comunismo que luego cae en forma mixta (como en el caso de la antigua Unión Soviética) y sufre una transformación radical (como en el caso de China). Presenciamos igualmente el viraje de un dominio económico por parte de occidente hacia un nuevo equilibrio económico que muestra mayor dominio por parte de Japón y de Asia Oriental y Asia Meridional. Aún cuando dicha región confronta actualmente algunos problemas económicos y financieros, esto no anula el cambio evidente en el equilibrio de la economía mundial que ha requerido muchas décadas (en el caso de Japón, casi todo el Siglo). No faltan eventos principales donde mirar.
Pero terminé diciendo que el suceso más importante de este Siglo es el surgimiento de la democracia. Por cierto, en un futuro distante cuando la gente vuelva la vista hacia los acontecimientos de este Siglo, les será difícil, creo yo, no aceptar la preeminencia de la emergencia de la democracia como el suceso más notable de este tiempo.
Esto no significa negar que la democracia ha evolucionado en forma gradual durante un periodo bastante prolongado, y progresado en muchas formas: desde los primeros métodos griegos teorizantes y efímeros (y otros primeros escritos sobre gobierno político y civil en diversas sociedades) hasta la Carta Magna de 1215, la revolución francesa y la revolución americana en el Siglo XVIII, y la propagación del derecho político adulto en Europa y América del Norte en el Siglo XIX. Pero es recién en el Siglo XX cuando la idea de la democracia se establece como la forma “normal” de gobierno a la que tiene derecho un país –ya sea en Europa, América, Asia o Africa. No tenemos que establecer nuevamente, cada vez, si este ú otro país (Sudafrica, Chile, el Congo o Cambodia) está “listo” para la democracia (el tipo de pregunta que prevalecía en los discursos del Siglo XIX; en la actualidad eso se da por sentado. Por cierto, es apropiado afirmar en esta reunión en Seul, que la total emergencia de la democracia en la República de Corea (incluyendo los poderosos compromisos pro democráticos afirmados por el liderazgo visionario del Presidente Kim Dae-jung) es por sí mismo un excelente ejemplo de un paso hacia la consolidación de la democracia en el mundo contemporáneo.
Antiguamente, solían producirse extensos debates acerca de sí un país ú otro estaba ó no “listo para la democracia” (por ejemplo, los británicos discutían sobre esto constantemente para denegar la independencia a la India). Todo eso ha cambiado solamente en tiempos recientes al reconocer que el tema en sí estaba mal orientado: que no se puede juzgar si un país está preparado para la democracia, por el contrario es por medio de la democracia que un país se prepara para estarlo. Esto realmente significa un cambio trascendental.
Democracia y Desarrollo
Quiero tratar aquí el significado del tema de la democracia como elemento de desarrollo – ciertamente como una parte integral de buena sociedad en el mundo contemporáneo. Debo decir que la democracia contribuye de tres maneras definitivamente positivas. Primeramente, enriquece la vida de las personas a través de una mayor libertad (incluyendo los derechos políticos y civiles). Segundo, proporciona a los gobernantes los incentivos políticos para responder positivamente a las necesidades y demandas de su pueblo. En tercer lugar, el proceso de diálogos y debates abiertos que la democracia permite y alienta, contribuyen al establecimiento de valores y prioridades, y esta función constructiva de la democracia puede ser de suma importancia tanto para la equidad y la justicia como para la eficiencia.
Igualmente, los mercados cumplen un papel principal en el proceso de desarrollo – función que ha sido muy debatida y aplaudida durante las últimas décadas. El mundo se ha beneficiado ampliamente con el aumento de la productividad y la prosperidad lograda por el mecanismo de mercado. Las ventajas económicas del uso de los mercados, que Adam Smith presentaba con claridad excepcional hace más de doscientos años, no tiene que ser recientemente aceptada en el mundo contemporáneo. Ellas forman parte del entendido estándar que genera el análisis económico, y la lección ha sido ampliamente reconocida.
Sin embargo, mientras que la democracia es importante, - ciertamente fundamental– para el desarrollo y la justicia social, el éxito de la democracia depende no solamente de las formas institucionales que se adoptan (siendo estas importantes) sino también de la fuerza con la cual es practicada. Las oportunidades creadas por los derechos políticos y civiles tienen que ser captadas y usadas de acuerdo a nuestro entender de la equidad y la justicia. El funcionamiento de la democracia depende en gran parte de su función constructiva, por cuanto sus logros dependen de las acciones de los ciudadanos, influenciadas por valores y normas. El éxito de la democracia está vinculado esencialmente al surgimiento, sostenimiento y fortalecimiento de valores que permitan que la práctica responsable de la democracia sea efectiva y consecuente.
La difícil función de la Democracia
¿Qué es exactamente la Democracia? No debemos identificar la democracia solamente como una función de las mayorías. La Democracia tiene demandas complejas, que ciertamente incluyen votación y respeto a los resultados electorales, pero se requiere también protección a las libertades, respeto a los derechos legales y la garantía al libre debate y la difusión sin censura de noticias y comentarios.
Ciertamente, hasta las elecciones pueden ser seriamente defectuosas si se llevan cabo sin haber dado a las diferentes corrientes la oportunidad adecuada para presentar sus opiniones, o si se restringe la libertad del electorado para obtener noticias y considerar las opiniones de los competidores en la justa electoral. El sistema democrático es exigente y no se trata solamente de una condición mecánica (como mandato mayoritario) vista en forma aislada.
Al evaluar la función de la democracia tenemos también que examinar el reclamo de algunos comentaristas en el sentido que los sistemas que no son democráticos resultan mejores en lo que se refiere al logro del desarrollo económico. Esta creencia es denominada algunas veces como “hipótesis de Lee” por ser el punto de vista presentada por Lee Kuan Yew, el destacado líder y ex presidente de Singapur. El tiene ciertamente razón por cuanto en algunos Estados relativamente disciplinarios (tales como en la pre democrática Corea del Sur, su propio país Singapur, y la post reforma en China) las tasas de crecimiento económico han sido más rápidas que en otros países menos autoritarios (incluyendo Costa Rica, Jamaica o India).
Pero no se puede establecer este tipo de relación general sobre la base de una evidencia selectiva con propósito determinado. Por ejemplo, él no puede tomar realmente el alto crecimiento económico habido en Singapur o en China en Asia como una “prueba definitiva” de que el autoritarismo se desempeña mejor en la promoción del crecimiento económico – que sería como que nosotros llegáramos a la conclusión opuesta sobre la base del hecho que el mejor record de crecimiento económico en Africa (por cierto, uno de los mejores récords de crecimiento económico a nivel mundial) puede observarse en Botswana, que por muchas décadas viene siendo el oasis de la democracia en el continente africano. Se requiere un mayor número de estudios empíricos sistemáticos para seleccionar los argumentos y contra argumentos.
No existe de hecho una evidencia general convincente de que el gobierno autoritario y la supresión de los derechos políticos y civiles sea realmente de beneficio para la promoción del desarrollo económico, aun si se tratara de identificar el desarrollo meramente como crecimiento económico (algo que no se debe hacer). Ciertamente, el cuadro estadístico general no nos permite dicha inducción. Los estudios empíricos sistemáticos basados en comparaciones entre países (por ejemplo los estudios hechos por Robert Barro o por Adam Przeworski) contradicen firmemente la tesis de ningún conflicto general entre los derechos políticos y el desempeño económico. Considerando todos los estudios comparativos que existen actualmente, la hipótesis de que no existe relación entre el crecimiento económico y la democracia –cualquiera sea la dirección- permanece extremadamente plausible. Por cuanto la democracia y la libertad política tienen importancia propia, el caso para ellos continua siendo por lo tanto impecable.
Democracia y seguridad
Debemos mirar mas allá de los estrechos confines del crecimiento económico y analizar las amplias demandas del desarrollo económico, incluyendo la necesidad de la seguridad económica y social. En ese contexto, por un lado se debe examinar el vínculo entre los derechos políticos y civiles, y por el otro lado, la prevención de los desastres económicos. Los derechos civiles y políticos ofrecen a las personas la oportunidad de dar forzosamente atención a las necesidades generales y solicitar la debida atención pública. La respuesta del gobierno ante el agudo sufrimiento del pueblo depende a menudo de la presión existente. El ejercicio de los derechos políticos (a través del voto, la protesta, la crítica etc.) puede marcar una verdadera diferencia en los incentivos políticos que operan en un gobierno autoritario.
Yo siempre he mencionado el hecho notable que en la terrible historia de casos de hambruna que han asolado al mundo, ningún caso importante se ha presentado en un país independiente y democrático con una prensa relativamente libre. No existen excepciones a esta regla, aún cuando tengamos que ver la actual hambruna en Sudán o Corea del Norte, o las más recientes en Etiopía, Somalia o en otros regímenes dictatoriales en la Unión Soviética en 1930 o en China en 1958-61 con el fracaso de la Gran Marcha, y más antes aún los casos de hambruna en Irlanda o India bajo el dominio extranjero. Es notable igualmente que en China, que se encontraba de todos modos en mejores condiciones económicas que India, haya podido ocurrir el mayor caso de hambruna en la historia donde fallecieron más de tres millones de seres humanos, y que las erradas políticas gubernamentales continuaran sin ser corregidas por tres años más mientras que cada año morían millones y millones de personas.
Hay importantes lecciones en todo esto. Muchos tecnócratas en el campo económico recomiendan el uso de incentivos económicos (que los proporciona el sistema de mercado) ignorando mientras tanto los incentivos políticos (que los sistemas democráticos podrían garantizar). Sin embargo, el hecho de ignorar los incentivos políticos y concentrarse únicamente en los incentivos económicos es optar por el establecimiento de un desequilibrio profundo de las reglas básicas. Igualmente, la seguridad que proporciona la democracia puede no ser muy extrañada cuando un país tiene la suerte de no tener que confrontar una calamidad seria y todo marcha sin problemas.
La Democracia y el papel de la oposición
Quiero referirme ahora a un aspecto que ya mencioné anteriormente. Los logros de la democracia dependen no solamente de la adopción y cumplimiento de reglas y procedimientos, sino también de la forma como los ciudadanos saben aprovechar las oportunidades. Fidel Valdez Ramos, ex presidente de Filipinas, ha expuesto este asunto con gran claridad en el discurso que pronunció en noviembre último en la Universidad Nacional de Australia:
“ bajo un gobierno dictatorial, las personas no
necesitan pensar, ni elegir, ni tomar decisiones ni dar su consentimiento. Todo lo que tienen que hacer es simplemente seguir. Esta ha sido una amarga lección aprendida de la experiencia política de Filipinas de no hace muchos años atrás. Por contraste, una democracia no puede sobrevivir sin virtud cívica…
El reto político para los pueblos del mundo actual no es solamente de reemplazar los regímenes autoritarios por regímenes democráticos. Mas allá está el hacer que la democracia funcione para la gente sencilla.”
Y es que la democracia crea esta oportunidad que se relaciona tanto a su “importancia instrumental” como a su “función constructiva”, de la cual ya hemos hablado más antes. Pero la fuerza con la que se toman estas oportunidades depende de una variedad de factores, incluyendo el vigor de las políticas multi-partidarias así como el dinamismo de la formación de valores. Por ejemplo, en India la prioridad de prevenir la inanición y la hambruna estaba totalmente dada al momento de adquirir la independencia (tal como sucedió en Irlanda, con su propia experiencia de casos de hambruna durante el dominio británico).
Hubo gran efectividad en el activismo de los participantes políticos para la prevención de la hambruna y en la condena directa a los gobiernos por la inanición declarada, y la rapidez y fuerza de este proceso hizo que la prevención de dichas calamidades fuera una prioridad ineludible para todos los gobiernos. Sin embargo, los sucesivos partidos de oposición han sido mas o menos dóciles en no condenar el analfabetismo extremo o la desnutrición existente aunque no extrema pero bastante seria (especialmente entre la población infantil) o la culminación aún pendiente de programas de reforma de tierras legislados desde hace tiempo. La docilidad de la oposición ha permitido que los sucesivos gobiernos hayan dejado atrás negligentemente estos asuntos vitales para las políticas públicas.
Democracia con visión
He tratado de presentar brevemente la función de la democracia en el mundo contemporáneo, fundamentando que el desarrollo y fortalecimiento de un sistema democrático es un componente básico para el proceso de desarrollo. La importancia de la democracia, he dicho, radica en tres virtudes definidas: (1) su importancia intrínseca, (2) sus contribuciones instrumentales, y (3) su papel constructivo para la creación de valores y normas. Ninguna evaluación de una forma democrática de gobierno puede ser completa sin considerar cada una de estas virtudes.
Sin embargo, si bien es cierto que debemos reconocer la importancia de las instituciones democráticas, no se les puede considerar como instrumentos mecánicos para el desarrollo. Su uso está condicionado a nuestros valores y prioridades, y esencialmente por nuestro sentido de justicia. En el pasado, el hecho de haber tomado el mecanismo de mercado como si pudiera ser una solución a muchos problemas ha tenido algunos resultados dañinos, por cuanto es un instrumento que puede usarse en diferentes formas – con ó sin visión, con ó sin responsabilidad social. Ciertamente, un compromiso social con normas y prioridades es esencial no sólo para la equidad sino también para la eficiencia del mecanismo de mercado mismo.
Los debates y diálogos públicos pueden desempeñar un papel principal en la formación de valores. En este sentido, la apertura que va asociada con la democracia es parte de la solución a los problemas de falta de valores que obstaculizan la efectividad de los mercados. La fuerza del debate público no es la única correlación de la democracia con su amplio alcance, cultivar el debate puede hacer que la democracia en sí funcione mejor. Así como es importante subrayar que la democracia es necesaria, es igualmente esencial salvaguardar las condiciones y circunstancias que aseguran el rango y el alcance del proceso democrático. Tan valiosa como la democracia como fuente principal de oportunidad social (un reconocimiento que reclama una defensa vigorosa –por lo menos en Asia), es la necesidad de examinar las formas y medios para que ésta funcione bien y pueda desarrollar su potencial. El logro de la justicia social depende no sólo de las formas institucionales (incluyendo reglas y reglamentos democráticos) sino también de la practica efectiva de la misma. He tratado de presentar las razones por las que me he referido a este aspecto que es de gran importancia. Es la agenda principal que debemos afrontar en la actualidad.
Este artículo es un extracto de la disertación sobre “Democracia y Justicia Social” ofrecida en la Conferencia sobre Democracia, Economía de Mercado y Desarrollo, realizada en Seul, Korea en febrero de 1999. La versión en Inglés fue difundida en la revista del Banco Mundial “Development Outreach” .
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EL VALOR DE LA DEMOCRACIA
por AMARTYA SEN
No se puede juzgar si un país está preparado para la democracia, por el contrario es por medio de la democracia que un país se prepara para estarlo. Esto realmente significa un cambio trascendental.
Hace algún tiempo, en el verano de 1997, un importante diario japonés (Nihon Keizai Shimbun) me pidió identificar el suceso más importante del Siglo XX. Encontré en la pregunta un desafío al pensamiento: son tantas las cosas de gravedad que han sucedido en los últimos cien años. Los imperios europeos – principalmente el británico y el francés – que tanto dominio ejercieron durante el Siglo XIX habían llegado a su fin. Hemos sido testigos de dos guerras mundiales. Hemos visto surgir y caer al fascismo y el nazismo. Durante el siglo también aparece el comunismo que luego cae en forma mixta (como en el caso de la antigua Unión Soviética) y sufre una transformación radical (como en el caso de China). Presenciamos igualmente el viraje de un dominio económico por parte de occidente hacia un nuevo equilibrio económico que muestra mayor dominio por parte de Japón y de Asia Oriental y Asia Meridional. Aún cuando dicha región confronta actualmente algunos problemas económicos y financieros, esto no anula el cambio evidente en el equilibrio de la economía mundial que ha requerido muchas décadas (en el caso de Japón, casi todo el Siglo). No faltan eventos principales donde mirar.
Pero terminé diciendo que el suceso más importante de este Siglo es el surgimiento de la democracia. Por cierto, en un futuro distante cuando la gente vuelva la vista hacia los acontecimientos de este Siglo, les será difícil, creo yo, no aceptar la preeminencia de la emergencia de la democracia como el suceso más notable de este tiempo.
Esto no significa negar que la democracia ha evolucionado en forma gradual durante un periodo bastante prolongado, y progresado en muchas formas: desde los primeros métodos griegos teorizantes y efímeros (y otros primeros escritos sobre gobierno político y civil en diversas sociedades) hasta la Carta Magna de 1215, la revolución francesa y la revolución americana en el Siglo XVIII, y la propagación del derecho político adulto en Europa y América del Norte en el Siglo XIX. Pero es recién en el Siglo XX cuando la idea de la democracia se establece como la forma “normal” de gobierno a la que tiene derecho un país –ya sea en Europa, América, Asia o Africa. No tenemos que establecer nuevamente, cada vez, si este ú otro país (Sudafrica, Chile, el Congo o Cambodia) está “listo” para la democracia (el tipo de pregunta que prevalecía en los discursos del Siglo XIX; en la actualidad eso se da por sentado. Por cierto, es apropiado afirmar en esta reunión en Seul, que la total emergencia de la democracia en la República de Corea (incluyendo los poderosos compromisos pro democráticos afirmados por el liderazgo visionario del Presidente Kim Dae-jung) es por sí mismo un excelente ejemplo de un paso hacia la consolidación de la democracia en el mundo contemporáneo.
Antiguamente, solían producirse extensos debates acerca de sí un país ú otro estaba ó no “listo para la democracia” (por ejemplo, los británicos discutían sobre esto constantemente para denegar la independencia a la India). Todo eso ha cambiado solamente en tiempos recientes al reconocer que el tema en sí estaba mal orientado: que no se puede juzgar si un país está preparado para la democracia, por el contrario es por medio de la democracia que un país se prepara para estarlo. Esto realmente significa un cambio trascendental.
Democracia y Desarrollo
Quiero tratar aquí el significado del tema de la democracia como elemento de desarrollo – ciertamente como una parte integral de buena sociedad en el mundo contemporáneo. Debo decir que la democracia contribuye de tres maneras definitivamente positivas. Primeramente, enriquece la vida de las personas a través de una mayor libertad (incluyendo los derechos políticos y civiles). Segundo, proporciona a los gobernantes los incentivos políticos para responder positivamente a las necesidades y demandas de su pueblo. En tercer lugar, el proceso de diálogos y debates abiertos que la democracia permite y alienta, contribuyen al establecimiento de valores y prioridades, y esta función constructiva de la democracia puede ser de suma importancia tanto para la equidad y la justicia como para la eficiencia.
Igualmente, los mercados cumplen un papel principal en el proceso de desarrollo – función que ha sido muy debatida y aplaudida durante las últimas décadas. El mundo se ha beneficiado ampliamente con el aumento de la productividad y la prosperidad lograda por el mecanismo de mercado. Las ventajas económicas del uso de los mercados, que Adam Smith presentaba con claridad excepcional hace más de doscientos años, no tiene que ser recientemente aceptada en el mundo contemporáneo. Ellas forman parte del entendido estándar que genera el análisis económico, y la lección ha sido ampliamente reconocida.
Sin embargo, mientras que la democracia es importante, - ciertamente fundamental– para el desarrollo y la justicia social, el éxito de la democracia depende no solamente de las formas institucionales que se adoptan (siendo estas importantes) sino también de la fuerza con la cual es practicada. Las oportunidades creadas por los derechos políticos y civiles tienen que ser captadas y usadas de acuerdo a nuestro entender de la equidad y la justicia. El funcionamiento de la democracia depende en gran parte de su función constructiva, por cuanto sus logros dependen de las acciones de los ciudadanos, influenciadas por valores y normas. El éxito de la democracia está vinculado esencialmente al surgimiento, sostenimiento y fortalecimiento de valores que permitan que la práctica responsable de la democracia sea efectiva y consecuente.
La difícil función de la Democracia
¿Qué es exactamente la Democracia? No debemos identificar la democracia solamente como una función de las mayorías. La Democracia tiene demandas complejas, que ciertamente incluyen votación y respeto a los resultados electorales, pero se requiere también protección a las libertades, respeto a los derechos legales y la garantía al libre debate y la difusión sin censura de noticias y comentarios.
Ciertamente, hasta las elecciones pueden ser seriamente defectuosas si se llevan cabo sin haber dado a las diferentes corrientes la oportunidad adecuada para presentar sus opiniones, o si se restringe la libertad del electorado para obtener noticias y considerar las opiniones de los competidores en la justa electoral. El sistema democrático es exigente y no se trata solamente de una condición mecánica (como mandato mayoritario) vista en forma aislada.
Al evaluar la función de la democracia tenemos también que examinar el reclamo de algunos comentaristas en el sentido que los sistemas que no son democráticos resultan mejores en lo que se refiere al logro del desarrollo económico. Esta creencia es denominada algunas veces como “hipótesis de Lee” por ser el punto de vista presentada por Lee Kuan Yew, el destacado líder y ex presidente de Singapur. El tiene ciertamente razón por cuanto en algunos Estados relativamente disciplinarios (tales como en la pre democrática Corea del Sur, su propio país Singapur, y la post reforma en China) las tasas de crecimiento económico han sido más rápidas que en otros países menos autoritarios (incluyendo Costa Rica, Jamaica o India).
Pero no se puede establecer este tipo de relación general sobre la base de una evidencia selectiva con propósito determinado. Por ejemplo, él no puede tomar realmente el alto crecimiento económico habido en Singapur o en China en Asia como una “prueba definitiva” de que el autoritarismo se desempeña mejor en la promoción del crecimiento económico – que sería como que nosotros llegáramos a la conclusión opuesta sobre la base del hecho que el mejor record de crecimiento económico en Africa (por cierto, uno de los mejores récords de crecimiento económico a nivel mundial) puede observarse en Botswana, que por muchas décadas viene siendo el oasis de la democracia en el continente africano. Se requiere un mayor número de estudios empíricos sistemáticos para seleccionar los argumentos y contra argumentos.
No existe de hecho una evidencia general convincente de que el gobierno autoritario y la supresión de los derechos políticos y civiles sea realmente de beneficio para la promoción del desarrollo económico, aun si se tratara de identificar el desarrollo meramente como crecimiento económico (algo que no se debe hacer). Ciertamente, el cuadro estadístico general no nos permite dicha inducción. Los estudios empíricos sistemáticos basados en comparaciones entre países (por ejemplo los estudios hechos por Robert Barro o por Adam Przeworski) contradicen firmemente la tesis de ningún conflicto general entre los derechos políticos y el desempeño económico. Considerando todos los estudios comparativos que existen actualmente, la hipótesis de que no existe relación entre el crecimiento económico y la democracia –cualquiera sea la dirección- permanece extremadamente plausible. Por cuanto la democracia y la libertad política tienen importancia propia, el caso para ellos continua siendo por lo tanto impecable.
Democracia y seguridad
Debemos mirar mas allá de los estrechos confines del crecimiento económico y analizar las amplias demandas del desarrollo económico, incluyendo la necesidad de la seguridad económica y social. En ese contexto, por un lado se debe examinar el vínculo entre los derechos políticos y civiles, y por el otro lado, la prevención de los desastres económicos. Los derechos civiles y políticos ofrecen a las personas la oportunidad de dar forzosamente atención a las necesidades generales y solicitar la debida atención pública. La respuesta del gobierno ante el agudo sufrimiento del pueblo depende a menudo de la presión existente. El ejercicio de los derechos políticos (a través del voto, la protesta, la crítica etc.) puede marcar una verdadera diferencia en los incentivos políticos que operan en un gobierno autoritario.
Yo siempre he mencionado el hecho notable que en la terrible historia de casos de hambruna que han asolado al mundo, ningún caso importante se ha presentado en un país independiente y democrático con una prensa relativamente libre. No existen excepciones a esta regla, aún cuando tengamos que ver la actual hambruna en Sudán o Corea del Norte, o las más recientes en Etiopía, Somalia o en otros regímenes dictatoriales en la Unión Soviética en 1930 o en China en 1958-61 con el fracaso de la Gran Marcha, y más antes aún los casos de hambruna en Irlanda o India bajo el dominio extranjero. Es notable igualmente que en China, que se encontraba de todos modos en mejores condiciones económicas que India, haya podido ocurrir el mayor caso de hambruna en la historia donde fallecieron más de tres millones de seres humanos, y que las erradas políticas gubernamentales continuaran sin ser corregidas por tres años más mientras que cada año morían millones y millones de personas.
Hay importantes lecciones en todo esto. Muchos tecnócratas en el campo económico recomiendan el uso de incentivos económicos (que los proporciona el sistema de mercado) ignorando mientras tanto los incentivos políticos (que los sistemas democráticos podrían garantizar). Sin embargo, el hecho de ignorar los incentivos políticos y concentrarse únicamente en los incentivos económicos es optar por el establecimiento de un desequilibrio profundo de las reglas básicas. Igualmente, la seguridad que proporciona la democracia puede no ser muy extrañada cuando un país tiene la suerte de no tener que confrontar una calamidad seria y todo marcha sin problemas.
La Democracia y el papel de la oposición
Quiero referirme ahora a un aspecto que ya mencioné anteriormente. Los logros de la democracia dependen no solamente de la adopción y cumplimiento de reglas y procedimientos, sino también de la forma como los ciudadanos saben aprovechar las oportunidades. Fidel Valdez Ramos, ex presidente de Filipinas, ha expuesto este asunto con gran claridad en el discurso que pronunció en noviembre último en la Universidad Nacional de Australia:
“ bajo un gobierno dictatorial, las personas no
necesitan pensar, ni elegir, ni tomar decisiones ni dar su consentimiento. Todo lo que tienen que hacer es simplemente seguir. Esta ha sido una amarga lección aprendida de la experiencia política de Filipinas de no hace muchos años atrás. Por contraste, una democracia no puede sobrevivir sin virtud cívica…
El reto político para los pueblos del mundo actual no es solamente de reemplazar los regímenes autoritarios por regímenes democráticos. Mas allá está el hacer que la democracia funcione para la gente sencilla.”
Y es que la democracia crea esta oportunidad que se relaciona tanto a su “importancia instrumental” como a su “función constructiva”, de la cual ya hemos hablado más antes. Pero la fuerza con la que se toman estas oportunidades depende de una variedad de factores, incluyendo el vigor de las políticas multi-partidarias así como el dinamismo de la formación de valores. Por ejemplo, en India la prioridad de prevenir la inanición y la hambruna estaba totalmente dada al momento de adquirir la independencia (tal como sucedió en Irlanda, con su propia experiencia de casos de hambruna durante el dominio británico).
Hubo gran efectividad en el activismo de los participantes políticos para la prevención de la hambruna y en la condena directa a los gobiernos por la inanición declarada, y la rapidez y fuerza de este proceso hizo que la prevención de dichas calamidades fuera una prioridad ineludible para todos los gobiernos. Sin embargo, los sucesivos partidos de oposición han sido mas o menos dóciles en no condenar el analfabetismo extremo o la desnutrición existente aunque no extrema pero bastante seria (especialmente entre la población infantil) o la culminación aún pendiente de programas de reforma de tierras legislados desde hace tiempo. La docilidad de la oposición ha permitido que los sucesivos gobiernos hayan dejado atrás negligentemente estos asuntos vitales para las políticas públicas.
Democracia con visión
He tratado de presentar brevemente la función de la democracia en el mundo contemporáneo, fundamentando que el desarrollo y fortalecimiento de un sistema democrático es un componente básico para el proceso de desarrollo. La importancia de la democracia, he dicho, radica en tres virtudes definidas: (1) su importancia intrínseca, (2) sus contribuciones instrumentales, y (3) su papel constructivo para la creación de valores y normas. Ninguna evaluación de una forma democrática de gobierno puede ser completa sin considerar cada una de estas virtudes.
Sin embargo, si bien es cierto que debemos reconocer la importancia de las instituciones democráticas, no se les puede considerar como instrumentos mecánicos para el desarrollo. Su uso está condicionado a nuestros valores y prioridades, y esencialmente por nuestro sentido de justicia. En el pasado, el hecho de haber tomado el mecanismo de mercado como si pudiera ser una solución a muchos problemas ha tenido algunos resultados dañinos, por cuanto es un instrumento que puede usarse en diferentes formas – con ó sin visión, con ó sin responsabilidad social. Ciertamente, un compromiso social con normas y prioridades es esencial no sólo para la equidad sino también para la eficiencia del mecanismo de mercado mismo.
Los debates y diálogos públicos pueden desempeñar un papel principal en la formación de valores. En este sentido, la apertura que va asociada con la democracia es parte de la solución a los problemas de falta de valores que obstaculizan la efectividad de los mercados. La fuerza del debate público no es la única correlación de la democracia con su amplio alcance, cultivar el debate puede hacer que la democracia en sí funcione mejor. Así como es importante subrayar que la democracia es necesaria, es igualmente esencial salvaguardar las condiciones y circunstancias que aseguran el rango y el alcance del proceso democrático. Tan valiosa como la democracia como fuente principal de oportunidad social (un reconocimiento que reclama una defensa vigorosa –por lo menos en Asia), es la necesidad de examinar las formas y medios para que ésta funcione bien y pueda desarrollar su potencial. El logro de la justicia social depende no sólo de las formas institucionales (incluyendo reglas y reglamentos democráticos) sino también de la practica efectiva de la misma. He tratado de presentar las razones por las que me he referido a este aspecto que es de gran importancia. Es la agenda principal que debemos afrontar en la actualidad.
Este artículo es un extracto de la disertación sobre “Democracia y Justicia Social” ofrecida en la Conferencia sobre Democracia, Economía de Mercado y Desarrollo, realizada en Seul, Korea en febrero de 1999. La versión en Inglés fue difundida en la revista del Banco Mundial “Development Outreach” .
Invitación a México
Quien quiera ir a México favor de contactarse con Alicia Barajas, la de viajes Alitia a un costado del Teatro de la Ciudad, el viaje redondo cuesta $500.00 pesos. Son dos días en México.
viernes, 19 de octubre de 2007
Visita de Rafael Barajas a Saltillo
jueves, 18 de octubre de 2007
Bienvenidos a "Letra Alternativa"
Saltillo, Coahuila.
18 de Octubre de 2007.
Un saludo a todos los miembros del Círculo de Estudios "Letra Alternativa", una palabra de bienvenida a su blog, y una invitación a que se suscriban como colaboradores y empiecen a publicar.
Saludos!
Escena en el Zocalo de la Ciudad de Mexico, el 28 de Agosto de 2006, en la CND.
18 de Octubre de 2007.
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